MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA (Español, Planeta, 1982, 3 €)
Cervantes escribió el Quijote
con la intención de parodiar los libros de caballerías, que consideraba
simples sartas de disparates desprovistas de todo interés. Para
conseguir su propósito, ideó la historia de un hidalgo aldeano que
enloquece de tanto leer las inverosímiles hazañas de héroes como Amadís y
Palmerín, y que, al igual que los caballeros andantes, se echa a los
caminos con el noble afán de ayudar a los necesitados. En compañía del
afable y crédulo Sancho Panza, don Quijote participa en una serie de
delirantes aventuras que provocan la hilaridad del lector. Sin embargo,
el Quijote es mucho más que una simple novela humorística, pues
constituye una lección magistral sobre la grandeza y la miseria de la
condición humana. De la mano de un héroe que obra como un loco pero que a
menudo razona con admirable cordura, Cervantes nos revela la
importancia de los ideales, nos ilustra sobre el valor de la libertad y
la justicia, nos advierte de que no siempre es fácil distinguir la
realidad de la apariencia y nos anima a creer en una literatura que, al
tiempo que nos distrae, nos enseña a vivir y nos ilumina el espíritu.
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